viernes, 21 de noviembre de 2014

Los jueves relato, Obsesiones: La ruleta




La ruleta

—No va más —gritó el crupier

La sensación de que no debería de estar ahí le asaltaba como cada noche, pero ya no hubo remedio cuando el puñado de fichas arrebatadas a la hipoteca terminaron de deslizarse por el tapiz verde con temblorosa determinación.

El empleado pellizcó la bolita de marfil que comenzó a dar vueltas incesantes por el resalte de madera, al tiempo que con un suave empujón a la cruz hizo que comenzara la hechizante danza de las casillas.

—La salida parece surgir cada día de un lugar distinto —había pensado hacía unos minutos, mientras trataba de moverse entre el intrincado laberinto de máquinas y mesas. A pesar de conocer perfectamente la casa de juego, parecía perdido entre el caos de sonidos, luces de neón y gente que sitiaba todos aquellos pasillos. En un arrebato de cordura había decidido parar de jugar y marcharse; ahora solo deseaba cambiar el dinero y regresar a su hogar quebrado, a salvo de la obsesión que le consumía cuando al salir de la oficina cogía la dirección de la autopista contraria a su casa, la que llevaba al casino.
Su determinación pronto fue abatida cuando el dedo de una despampanante rubia de sonrisa perlada, vestido rojo entallado y envuelta de sensualidad, le invitó a sentarse junto a ella, en la única silla libre que quedaba en la mesa de otra reluciente y seductora ruleta.  

La bola comenzaba a frenar su velocidad, golpeándose con los azares en forma de rombo que jalonaban su descanso en alguno de los numerados pozos forjadores de sueños.

Su mirada hipnotizada quedó prendida en el hueco que formaba el número 15 negro y con manos temblorosas apostó todas sus fichas. En esas monedas de plástico iba toda su vida. Algo muy dentro le gritaba que esa iba a ser su noche y lamentó que la rubia se hubiera marchado sin que él se diera cuenta, sin duda ella habría sido un buen final a la racha triunfal que le esperaba.
El tiempo pareció detenerse en una sensación de vértigo que conocía sobradamente mientras veía la bolita dar giros y más giros por el borde de la ruleta. De repente un escalofrío recorrió su columna vertebral al recordar justo en ese momento las palabras de aquel obligado terapeuta de tediosas sesiones: —Los números de la ruleta da como resultado 666.
La bola fue decayendo en su celeridad y la expectación era máxima entre quienes rodeaban la mesa, todos nerviosos y con el ansia atrapada en la garganta. En el momento en que comenzó a rebotar entre los huecos, el hombre se santiguó tres veces, cruzó los dedos y alzó la vista hacia el techo en busca de protección divina.
            —Quince negro —cantó el crupier.
Un grito resonó desde lo más profundo de su alma, al tiempo que con manos sudorosas quedó presto para recoger la montaña de fichas que estaba seguro haber ganado.
            —Lo siento señor —volvió a hablar el crupier —sus fichas estaban colocadas en la casilla de abajo, en el 18 rojo. La banca gana.

Con gesto derrotado y mientras el empleado arrastraba con la paleta todas las fichas desparramadas por el tapiz, el hombre supo al instante que ya no vería amanecer.

*Nota: Los números de la ruleta van desde el 1 al 36

16 comentarios:

  1. Este es un tema que siempre me preocupó. Siento un rechazo especial por esos lugares donde los jugadores compulsivos desbordados y descontrolados enfermizos se juegan "hasta los calzones" . Es un temazo Vicente!!!

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  2. Un magnífico texto y una de las peores obsesiones, el juego destroza la vida del enfermo y la de toda su familia. Muy bien escrito me ha encantado.

    Un beso.

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  3. Terrible. La obsesión por el juego nunca resulta ser una salida para las situaciones desesperantes. Seguro a último momento algo falla y la banca gana... como siempre!
    =(

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  4. Un relato duro y real... "yo controlo" y sucesivamente día tras día, maldita obsesión!
    Saludos.

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  5. Hay quienes favorecen esa adicción. Se dice que se busca que el interior quede aislado de exterior, que no se note si es día o de noche.

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  6. Gran relato José V. La adicción al juego es terrible... tan difícil de superar por quienes la padecen, quizá por la gran carga de adrenalina que produce y en la que nos internaste con tu trabajo.
    Fuerte abrazo.

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  7. Mucho más que una obsesión, como dice Neo es algo en lo que la banca gana siempre, el final tremendo, muy bueno!
    Un beso!

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  8. Terrible, pero cierto. Yo he visto como el hombre considerado como el "más rico del pueblo",se deshacía de toda su fortuna en partidas en el Casino. Hasta el extremo de pedir para pagar el café, ya que el camarero no le fiaba.
    ¿Obsesión o enfermedad?
    Un abrazo.

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  9. Sin duda alguna tu protagonista es un compulsivo ludópata, que llegó al extremo para satisfacerse y perpetuarse. Para algunos, la obsesión por el juego es más fuerte que las ganas de vivir. Sorpresivo su final.
    Un beso

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  10. 666 no es 999 y casualmente siempre gana "la banca".

    Abrazote utópico, Irma.-

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  11. Esto del juego también es una adicción muy mala, no sólo por el que juega sino también por la familia que le rodea.
    Muy bueno tu relato.
    Un abrazo

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  12. Una terrible adicción tan difícil de poder manejar. El juego siempre lleva a generar una obsesión desmedida por ganar, por seguir arriesgando aun a costa de perderlo todo. Siempre una vez más, y otra y otra... Me ha conmovido tu relato, se debe sentir algo terrible al perder, y no poder poner punto final a la situación.
    Un gusto leerte como siempre. Te mando un gran abrazo!

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  13. Intenso el paseo por el relato, con la emoción a flor y la angustia como compañera de viaje.
    Maldita bolita y maldita rubia que distrajo hasta el temblor.
    Muy bueno.
    Abrazos

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  14. Qué estupendo relato! Cómo nos has llevado al juego, casi permitiéndonos vivir en la piel de ese ludópata! Creo que el rodar de la bolilla, me cortó la respiración hasta saber el resultado.
    En definitiva, tu excelente narración, nos pone por delante una problemática muy actual. Obsesionarse con la diosa fortuna, suele llevar a muchos al desfalco de sus vidas.
    Besos y mis felicitaciones por tan buena entrega!
    Gaby*

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  15. El juego es una obsesión importante por el número de personas que la padecen y por las familias que están rotas por él. Me da mucho respeto opinar sobre esta obsesión.

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  16. La ludopatía es un buen ejemplo de obsesión por el juego, una droga que no mata pero destroza sobre todo a la familia.
    Muy bueno tu acercamiento.
    Un beso

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